REUNIÓN DE ENTRE SEMANA VIDA Y MINISTERIO CRISITIANO: 17 a 23 de Octubre 2022
“El amor es paciente y bondadoso” (10 mins.): Análisis con el auditorio. Ponga el video. Luego pregunte: ¿cómo demostró Alexandru paciencia y bondad en su papel de cabeza de familia?, ¿qué hizo que Dorina cambiara de actitud? y ¿qué aprendemos de esta historia?
Alexandru y Dorina Văcar: “El amor es paciente y bondadoso” (Transcripción)
ALEXANDRU: Empecé a estudiar la Biblia en el año 1993. En aquel entonces, tenía 43 años. Mi esposa y yo llevábamos 19 años casados y teníamos dos hijos. Cuando comencé a estudiar la Biblia, no sabía si me haría testigo de Jehová o no, pero acepté un curso bíblico.
DORINA: Como mi esposo me lo pidió, comencé a estudiar la Biblia al mismo tiempo que él. Pero yo solo estudié más o menos un año. Después de eso, decidí dejar de estudiar. Además, también le pedí a él que dejara de estudiar. Le dije: “Dejemos esto, no es para nosotros. Nosotros no lo entendemos”. Pero él me dijo, de forma muy diplomática y calmada, que seguiría estudiando. Cuando me di cuenta de que no iba a dejar el estudio, pensé: “Bueno, tú sigue. Pero espera y verás. Si de verdad quieres seguir, encontraré la forma de que dejes el estudio sin que te des cuenta”. En cuanto veía que se arreglaba para ir a predicar, me molestaba muchísimo y comenzaba a cargarlo con muchas tareas de la casa. Le pedía que me ayudara más con todo lo que había que hacer. Antes de empezar a prepararse para las reuniones, mi esposo siempre me preguntaba de forma calmada y amable si podía hacerlo. En cierta ocasión, cuando me lo preguntó, me enojé muchísimo con él y le dije que no, que no se podía preparar en aquel momento. Había decidido que íbamos a limpiar juntos toda la casa a fondo, de arriba abajo. Cuando terminamos, a medianoche, él me dijo muy calmado que si me podía ayudar con algo más. Para él no era fácil aguantar todo lo que yo hacía para obligarlo a dejar de estudiar. Y cuando se bautizó fue peor. Pero él nunca me pagó con la misma moneda, siempre lo aguantó con calma.
ALEXANDRU: En aquella época, yo trataba de entender por qué Dorina actuaba así, pero no era fácil. Cuando me criticaba, cuando me contestaba de mala manera, a veces pensaba: “Creo que voy a dejar de estudiar. No tiene sentido seguir así”. Cuando le decía al hermano que me daba clases de la Biblia que iba a dejar de estudiar, él me animaba: “No, no te rindas, Alexandru. Continúa, sigue estudiando. No lo dejes ahora, no dejes de aprender de Jehová. Es posible que tu esposa quiera estudiar la Biblia más adelante”. Claro, aquellas conversaciones con mi maestro siempre me animaban y, al terminar la clase, veía las cosas de otra manera. Yo siempre he querido a mi esposa; quería que estuviera a mi lado.
DORINA: Durante ese tiempo, él me decía con frecuencia cuánto me quería. Me lo decía muchas, muchas veces. Y, a veces, él también me preguntaba si yo lo quería. Algunas, le contestaba, pero otras, no le decía nada y solo sonreía. Y luego pensaba: “Este hombre me quiere de verdad”. Estaba muy impresionada por lo amable que era, muy impresionada. Muchas veces pensaba: “Es un hombre y podría golpearme. Podría exigirme que me sentara a estudiar la Biblia”. Pero no, él nunca lo hizo. Nunca me levantó la voz, nunca me dijo una mala palabra. No, nunca.
ALEXANDRU: Cuando ella veía que yo no le respondía igual, que no la trataba mal, que no le contestaba de forma brusca, con el tiempo cambió de actitud y se calmó.
DORINA: Tal como él era, calmado y dulce, empezó a invitarme a las reuniones. No dejó de hacerlo. Y, a veces, yo aceptaba. Poco a poco, comencé a asistir a las reuniones. Me puse muy contento. Estaba muy feliz cuando me dijo que quería volver a estudiar la Biblia. En agosto de 2006 comencé a estudiar la Biblia de nuevo. Y, en marzo de 2007, me nombraron publicadora no bautizada. Ese mismo año, en julio, decidí bautizarme.
ALEXANDRU: En la asamblea, yo estaba en el Departamento de Bautismo, así que tuve el gran honor de bautizar yo mismo a mi querida esposa. 1 Corintios 13:4 dice que “El amor es paciente y bondadoso” Ser paciente implica demostrar esta cualidad durante meses, años o incluso décadas. No hay que rendirse nunca. Y nunca pensar que alguien es un caso perdido.
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