Busquemos perlas escondidas (10 mins.)
- 1Re 21:27-29. ¿Cómo sabemos que Acab no estaba arrepentido de verdad? (w21.10 3 párrs. 4-6).
Aunque en ese momento Acab reaccionó con humildad a la advertencia de Elías, no estaba arrepentido de verdad porque no intentó acabar con la adoración a Baal en Israel ni animó al pueblo a adorar a Jehová.
Cuando le pidió al buen rey Jehosafat de Judá que luchara junto a él contra los sirios, Jehosafat sugirió que primero consultaran a un profeta de Jehová, el profeta Micaya le anunció a Acab que sufriría una calamidad y en lugar de arrepentirse y pedirle a Jehová que lo perdonara, el malvado rey Acab metió a Micaya en prisión, pero cuando fue a la batalla, lo mataron.
- ¿Qué perlas espirituales ha encontrado sobre Jehová, el ministerio y otros temas en la lectura bíblica de esta semana?
1 Re 21:1. Samaria era el territorio del reino septentrional de diez tribus de Israel. El nombre de su capital, Samaria, a veces se aplicó a toda esa zona. Por ejemplo, a Acab no se le llamó “el rey de Samaria” con el sentido de rey de la ciudad únicamente, sino con el sentido más amplio de rey de las diez tribus.
1 Re 21:1-3. Cuando Acab le pidió a Nabot que le vendiera su viña o que se la cambiara por otra mejor, este se negó porque desde el punto de vista de Jehová, que yo te dé la posesión hereditaria de mis antepasados, rechazó la oferta porque Jehová les había prohibido a los israelitas que vendieran para siempre la herencia familiar, está claro que Nabot veía las cosas igual que Jehová y es un buen ejemplo para nosotros.
1 Re 21:20. Las palabras de Acab reflejaron su insensatez por dos razones, en primer lugar, demostró su ceguera espiritual, Dios examinó su corazón y vio que el amor a lo material había eclipsado todo sentido de compasión y justicia y, en segundo lugar, demostró que odiaba a un hombre que era amigo de Jehová, un hombre que hubiera podido ayudarlo a volverse de su mal camino, nunca debemos olvidar que Jehová lo ve todo y que nos ayuda por medio de sus amigos.
1 Re 22:22, 23. Jehová permite que se produzca una operación de error en aquellas personas que prefieren la falsedad, unos profetas mentirosos le aseguraron a Acab que vencería en la batalla contra Ramot-galaad, mientras que Micaya, el profeta de Jehová, predijo calamidad, Jehová permitió que una criatura celestial actuara como un espíritu engañoso en la boca de los profetas’ de Acab.
1 Re 22:38. Poco después se ejecutó la sentencia; Acab fue herido en batalla y murió desangrado en su carruaje. El relato ofrece este crudo detalle: cuando se lavó el carruaje real, unos perros se acercaron y lamieron la sangre del rey. Las palabras de Jehová que Elías le transmitió a Acab se cumplieron a la vista de todos: “En el lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, los perros lamerán tu sangre”.
1 Re 22:39. Mencionó que Acab había construido una “casa de marfil”. Es probable que en esta hubiera muebles con incrustaciones de marfil esculpido, como los magníficos “lechos de marfil” que mencionó un siglo después el profeta Amós, entre los motivos en ellos había esfinges aladas y otros símbolos tomados de la mitología egipcia.
1 Re 22:48, 49. Ocozías quería la autorización de Jehosafat para que marineros israelitas tripularan las naves junto con los judaítas, “pero Jehosafat no consintió”, ya sea si tal solicitud se hiciera antes o después que las naves se destrozaran, la negativa de Jehosafat debió de obedecer a su reconocimiento de que Dios desaprobaba el proyecto.
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